Se insta a los médicos a documentar casos de tortura


La Asociación Médica Mundial aprobó nuevas directrices para que los médicos tengan un papel más activo en documentar los casos de tortura que puedan encontrar. Durante su Asamblea General en Copenhague que terminó este fin de semana, la AMM decidió que los médicos tienen la obligación de documentar los casos de tortura de manera profesional cuando examinen a víctimas de tortura y consulten sus historiales médicos. Basado en la orientación que proporciona el Protocolo de Estambul a los expertos médicos y legales sobre cómo determinar si o no una persona ha sido torturada, esta documentación puede luego ser utilizada para ser presentada a organismos judiciales y administrativos.

Al enmendar su orientación publicada hace cuatro años, la AMM expresó que la ausencia de documentación y la denuncia de dichos actos podría ser considerada como una forma de tolerancia y de no asistencia a las víctimas.

El Dr. Jon Snaedal, Presidente de la AMM, dijo: «Los médicos están en una posición clave para ser testigos e informar de torturas y al documentar y proporcionar información sobre lo que ven pueden convertirse en una voz poderosa en la ayuda para luchar contra la tortura.

«Esta es la primera vez que la AMM ha obligado explícitamente a los médicos a documentar los casos de tortura que conocen. Al hacer esto, esperamos que los médicos en el mundo ejercerán presión en los que llevan a cabo estos actos para poner término a este trato degradante».

Brita Sydhoff, Secretaria General del Consejo Internacional para la Rehabilitación de las Víctimas de Torturas, expresó: «Los médicos, con sus conocimientos específicos y acceso directo a las víctimas, tienen un papel crucial para establecer la evidencia necesaria para probar que ha habido tortura. Muchos médicos no saben como reconocer los síntomas de la tortura y no están conscientes de su responsabilidad de informar lo que han constatado. Un desafío particular en la documentación de la tortura es que los métodos empleados a menudo están destinados a inducir el máximo impacto con los mínimos signos visibles.

«A esto se agrega que las víctimas con frecuencia son detenidas hasta que las heridas físicas han sanado y está claro que la documentación de las consecuencias de la tortura no es una tarea fácil».

«No tengo dudas que los cambios propuestos a la Declaración de la AMM ayudarán a reforzar la lucha contra la impunidad de los torturadores. Con la adopción de estos cambios, la AMM apoyará el papel crucial que pueden tener los médicos en la lucha contra la tortura».

El texto enmendado insta a las asociaciones médicas nacionales a promover la formación de médicos para identificar los distintos métodos de tortura y reconocer los síntomas físicos y psicológicos de específicas formas de tortura. Sin embargo, los médicos deben respetar el consentimiento informado y deben evitar poner a las personas en peligro cuando documenten las señales de tortura o de maltrato.

El documento de la AMM coincide con el Protocolo de Estambul que estipula: «Existen casos en los que ambas obligaciones éticas entran en conflicto. Los códigos internacionales y los principios éticos exigen que se notifiquen a un órgano responsable toda información relativa a torturas o malos tratos. En ciertas jurisdicciones, esto es también un requisito legal. Pero en ciertos casos los pacientes pueden negarse a dar su consentimiento para ser examinados con ese fin o a que se revele a otros la información obtenida mediante su examen. Pueden temer el riesgo de que haya represalias contra ellos mismos o sus familias. En tal situación, el profesional de la salud se encuentra ante una doble responsabilidad: ante el paciente y ante la sociedad en general, que tiene interés por asegurar el cumplimiento de la justicia y que todo responsable de malos tratos sea sometido a juicio. El principio fundamental de evitar daño debe figurar en primer plano cuando se presenten estos dilemas. El profesional de la salud deberá buscar soluciones que promuevan la justicia sin violar el derecho de confidencialidad que asiste al individuo. Se buscará consejo junto a organismos de confianza; en ciertos casos, puede tratarse de la asociación médica nacional o de organismos no gubernamentales. Otra posibilidad es que, con apoyo y aliento, algunos pacientes reacios lleguen a acceder a que el asunto se revele dentro de unos límites acordados».