conclusiones de la SS AMM donacion y trasplante de organos 17.09.2021
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CONCLUSIONES DE LA SESIÓN CIENTÍFICA DE LA ASOCIACIÓN MÉDICA MUNDIAL (AMM)
SOBRE EL MÉDICO EN LA DONACIÓN Y EL TRASPLANTE DE ÓRGANOS: IMPLICACIONES
ÉTICAS
17 de septiembre de 2021
LA DONACIÓN COMO PARTE DE LOS CUIDADOS DE FINAL DE VIDA
1. Los gobiernos y los profesionales han hecho un llamamiento para desarrollar la donación de personas
fallecidas hasta su máximo potencial terapéutico. Sin embargo, las tasas de donación varían
extraordinariamente entre países, incluso cuando se comparan países con una realidad
socioeconómica similar. Una de las razones que explican estas variaciones es la diferencia en los
cuidados que se prestan a los pacientes al final de la vida, lo que repercute en el potencial de donación
y en la probabilidad de que los posibles donantes de órganos se conviertan en donantes eficaces. Es
posible que los profesionales sanitarios no planteen sistemáticamente la opción de la donación de
órganos ni la faciliten porque se consideren en una situación de conflicto. Aunque el valor social de
la donación de órganos es una poderosa razón para considerarla, la motivación más importante para
el profesional sanitario debería ser el respeto por el interés general de su paciente (el donante). Como
parte de los cuidados al final de la vida, los profesionales deben considerar de forma rutinaria los
deseos del paciente sobre la donación. Si la persona desea donar, eso en sí mismo es el principal
motivo por el que debería hacerse todo lo posible (que esté ética y legalmente justificado) para
permitir que la donación ocurra.
2. La donación en asistolia ha sido desarrollada por un número limitado de países en el mundo, a pesar
de que los pacientes mueren diariamente en circunstancias que permitirían este tipo de donación.
Una reciente Declaración elaborada como resultado de una Colaboración Internacional para expandir
la práctica de la donación en asistolia ha abordado tres elementos fundamentales: i) el proceso por
el que se determina un pronóstico que justifica la retirada de tratamientos de soporte vital, decisión
que debe ser previa e independiente de cualquier consideración relativa a la donación de órganos y
en la que no deben participar los profesionales del trasplante; ii) la determinación de la muerte, que
debe basarse en el cese permanente de la circulación cerebral; iii) la aceptabilidad de las medidas de
preservación ex situ e in situ siempre que se impida la restauración de la perfusión cerebral para no
invalidar la determinación de la muerte.
3. Cuando se aborda la cuestión de si los profesionales deben ofrecer la donación como parte de los
cuidados al final de la vida, es fundamental hacer un análisis de los hechos y de los resultados
relevantes para todos los implicados: el paciente, su familia, el receptor del trasplante, los médicos y
enfermeros de la UCI y la sociedad en general. Desde la perspectiva de los principios de autonomía,
beneficencia, no maleficencia (carga) y justicia, la donación de órganos debe ofrecerse como parte
de los cuidados al final de la vida por parte de los profesionales sanitarios, siempre que la carga
pueda abordarse adecuadamente i) asegurando que la donación no pone en riesgo una buena muerte
(evitando el sufrimiento y respetando los deseos del paciente moribundo); ii) entendiendo la donación
de órganos siempre como kantiana, no utilitaria, donde los pacientes (donantes) son fines en sí
mismos; iii) haciendo evidentes los beneficios derivados de la donación de órganos; iv) aprendiendo
a entender las necesidades de los pacientes fuera de nuestro hospital o unidad.
4. Avanzar hacia el paradigma de la donación de órganos al final de la vida en América Latina implica la
consideración de la donación de órganos en asistolia. Se puede considerar que Argentina, Brasil y
Chile están en condiciones de avanzar hacia el pilotaje de programas de esta naturaleza dado que los
tres países cuentan con un marco normativo que da cabida a la retirada de tratamientos de soporte
vital, la aceptabilidad y la práctica extendida de la misma cuando las medidas de soporte ya no se
consideran beneficiosas para los pacientes y la existencia de una legislación de trasplantes que no
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regula explícitamente la donación en asistolia, pero tampoco la prohíbe. Para implantar programas
piloto, es necesario evaluar el marco legal y ético, desarrollar procedimientos específicos que aborden
las fases críticas del proceso de donación en asistolia, promover la educación y la formación de los
profesionales y comunicar el programa a la población.
TRÁFICO DE ÓRGANOS Y TURISMO DE TRASPLANTE
1. El tráfico de órganos y la trata de personas con fines de extracción de órganos son delitos que
vulneran derechos humanos fundamentales y suponen graves riesgos para la salud individual y para
la salud pública. La realidad actual revela un riesgo de aumento de la frecuencia de estas prácticas
impulsado por la alta demanda de órganos, la desigual distribución de la riqueza en el mundo, el
progreso técnico de los trasplantes y la migración. Los más vulnerables, las mujeres, los menores y
los migrantes, pueden correr un mayor riesgo de ser víctimas de estos delitos. Los gobiernos, las
organizaciones internacionales, las ONG y las asociaciones médicas deben aunar esfuerzos en un
enfoque multifacético para luchar contra esta amenaza.
2. Los profesionales sanitarios pueden enfrentarse a diferentes situaciones en su práctica clínica que
les sitúan en posición de prevenir y combatir los delitos relacionados con los trasplantes: i) mediante
la información a pacientes que pueden estar considerando viajar al extranjero para recibir un
trasplante; ii) durante la evaluación de parejas de donante y receptore, en particular cuando uno de
ellos o ambos son no residentes debido a su especial vulnerabilidad; y iii) cuando atienden a los
receptores de trasplantes que regresan a su país después de un trasplante en el extranjero para su
seguimiento clínico. El Consejo de Europa, junto con otras organizaciones internacionales, ha
publicado recomendaciones para guiar a los profesionales en la gestión de estas situaciones. La
aplicación de estas recomendaciones podría ser de ayuda para aquellos profesionales sanitarios y
responsables políticos que están comprometidos con la lucha contra estas prácticas y la preservación
y salvaguarda de la ética de los programas de donación y trasplante. Además, el Consejo de Europa,
a través de una red internacional de puntos nacionales de contacto, recoge anualmente información
sobre pacientes que han viajado para ser trasplantados en otro país. El intercambio internacional de
información sobre estos pacientes está ayudando a comprender y analizar mejor el fenómeno del
viaje para trasplante, evaluar su dimensión e identificar posibles focos de turismo de trasplantes que
merecen una investigación detallada por parte de los países afectados. Además, está contribuyendo
a conocer mejor el perfil de los donantes y los receptores que viajan para trasplante, así como la
calidad en la transferencia para cuidados posteriores al trasplante, a desarrollar herramientas y
protocolos para mejorar los sistemas y a fomentar la cooperación internacional.
3. Los profesionales sanitarios pueden enfrentarse al dilema de respetar la confidencialidad y la
privacidad de sus pacientes y la obligación de denunciar delitos relacionados con los trasplantes. Los
sistemas para que los profesionales recojan y notifiquen los datos relativos a los casos sospechosos
o confirmados de delitos relacionados con los trasplantes deben diseñarse cuidadosamente para
responder a sus inquietudes con respecto a la violación de la intimidad de los pacientes. El alcance
de las obligaciones de notificación y su peso normativo dependerán del contexto en el que se
produzca la notificación y de los mecanismos establecidos para garantizar que la información se
utilice de forma eficaz y que se proteja a las personas vulnerables de cualquier daño.
4. DNA-PRO-ORGAN, por el momento centrado en el trasplante de riñón, es un programa operativo
concebido por la Universidad de Granada (España) y apoyado por la OMC-CGCOM y la ONT, que
promueve la creación de bases de datos de muestras biológicas que mantengan la trazabilidad del
donante a receptor y viceversa. Se espera que se ponga en marcha por primera vez en países en los
que el tráfico de órganos es una realidad importante, y puede convertirse en una herramienta útil
para investigar los casos sospechosos de tráfico de órganos, un tipo de delito en el que la falta de
documentación o el uso de documentos falsificados hacen que la investigación sea muy compleja.